sábado, 8 de julio de 2017

La casa de mi infancia

Unas entradas más atrás os contaba que las perchas eran los únicos objetos que había quedado en la casa de mi padre después de vaciarla y que esa imagen, tan fuerte para mí, se había convertido en el símbolo de su ausencia. De ellas partí para imaginar el espacio escénico. Tienen, además, algo como de huesos. Desprovistas de trajes parecen esqueletos desnudos. 


En el suelo he dibujado un círculo con perchas que delimita el lugar desde el que cuento la historia. En el peine cuelgan tres lámparas de araña. Las mismas que, desde siempre y hasta el final -como anclas- pendieron de los techos de la casa de mi padre. La casa de mi infancia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario