Nada más llegar a la sala y descargar la escenografía, me di cuenta de que me había olvidado el chaleco del vestuario en el almacén donde lo guardo (a 600 kms). ¡Terror! Enseguida Marcos, uno de los gestores de la sala, comenzó a buscar entre el vestuario que acumulan en el precioso camerino/desván del teatro a ver si encontraba uno que creía tener para dejármelo. Y así fue, allí estaba el chaleco que él había usado en la boda de su hermana. No dudó en ofrecérmelo: si tenía, además, que coserlo o lo que fuera para adaptarlo, podía hacerlo... Con él hice las tres representaciones, de modo que -por suerte- no se notó mi descuido: el chaleco era perfecto. Esta fue la generosidad con la que, para empezar, me recibieron en la sala Ártika; la despedida se dio en la misma línea: me había dado un fuerte lumbago y Marcos salió de nuevo en mi ayuda sustituyéndome en la tarea de cargar la escenografía, junto con Rosa -nuestra técnica-, en el coche. Entremedias de este abrir y cerrar de paréntesis un saco de atenciones y buenos recuerdos de todo el equipo (Fernanda, Javier...) de esta bonita y acogedora sala ubicada en la emblemática zona de astilleros de Vigo.
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| El camerino/desván de Ártika. |
Y para recuerdos bonitos, el comentario que dejó en el cuaderno de firmas una niña -Marta- de once años que vio la función. Me lo leyó en alto, casi me la como. Después, una hermanita suya de catorce -Nerea- que estaba viendo la escena, sin mediar palabra se lanzó repentinamente a darme un abrazo; Marta se sumó inmediatamente al mismo... ¡Qué preciosas!, ¡qué emocionante! Por cosas así, te dices, es que merece la pena sacar adelante estos espectáculos pese a que, contemplados desde un punto de vista realista, sean un fracaso (vino muy poquita gente a vernos. Primer día: 16, segundo: 29 y tercero: 18).
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| El comentario que nos dejó Marta. |
Transcribo aquí sus palabras:
Aunque la situación de la trama se me hacía lejana, eran sentimientos que se encontraban a milímetros de mí. Intensa y reflexiva, muy poética, donde el poder del recuerdo podía recrear los mejores momentos, que, comenzaban con intensidad, y se volvían suaves y pensativos, terminando en silencios que te dejaban con ganas. Una muy buena obra, donde no todo es lo que parece.
Marta (11 años).
Está claro que esta niña va para escritora, me comentó su padre que escribe desde hace tiempo poesía y estudia teatro. Se huele ya su talento y sensibilidad. Mi técnica le vio escribir el comentario sola, sin ayuda de nadie, es increíble el vocabulario que utiliza y el manejo que tiene con el lenguaje.
Y con estos manjares nos despedimos de Vigo. Comimos en un restaurante que hay en la calle de detrás de la sala que se llama 'Las Cunchas', muy recomendable. Allí van a almorzar los obreros del famoso astillero Barreras. Además de comida exquisita se puede degustar un ambiente muy marinero.
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| Zamburiñas. |
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| Pulpo a feria. |
Vigo también dio para reencontrarse con viejas amigas a las que hace años que no veía...
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| De izqda. a dcha: Tusa, Rosa (nuestra técnica), la muá y Belén. |
Con estos bolos cerramos de momento la gira de Réquiem. Los próximos meses (hasta mediados de mayo) voy a estar dedicada a otros trabajos que me han salido, también de teatro. Nuestra idea es retomar después si es que nos salen actuaciones. Vamos a participar, eso sí, en la celebración del 25 aniversario de nuestra querida sala MONTACARGAS de Madrid los días 30 de noviembre y 1 de diciembre con este mismo espectáculo. Las funciones serán a las 21h. Las entradas se pueden sacar (
aquí).
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| En el horizonte las islas Ciés y las ganas de volver a retomar Réquiem. |
