sábado, 3 de abril de 2021

Gijón: todo sobre ruedas.

Hemos conseguido realizar las dos funciones que teníamos pendientes en esta ciudad (Gijón, CMI El Llano). Nuestra gira, como la de muchos espectáculos, se vio interrumpida por la pandemia. Estas funciones se tenían que haber hecho hace justo un año pero sus fechas se vieron aplazadas varias veces. Incluso ahora estuvimos hasta el último momento sin saber muy bien si podrían llegar a realizarse. Lo logramos (desde aquí agradezco infinito la decisión y esfuerzo de su programadora, Idoia Ruíz de Lara, que no cejó hasta construir los marcos y condiciones necesarias para que se pudieran celebrar todas las actividades que había soñado: no solo las dos funciones de Réquiem, también un encuentro con el público (unos días antes por Zoom) y otro (en directo tras la primera representación de Réquiem) con los alumnos de la ESAD (estudiantes de arte dramático en Gijón). Además de esto hicimos un recital de poemas y extractos dramáticos de la obra Agustín García Calvo (maestro que ha influido mucho en mi vida y en mi visión del teatro). La flor de la noche (título del recital) se programó un día antes a las funciones de Réquiem en el claustro del Antiguo Instituto. Fue maravilloso tener después de tanto tiempo de parón una experiencia teatral tan rica e intensa, muy emocionante volver sentir ese encuentro único, vivo y directo, en carne y hueso, que el teatro nos procura para reflexionar, reír, llorar... juntos sobre diversos aspectos de la condición humana. También reencontrarme de nuevo con Rosa Herrera, mi técnica de luces y gran amiga, volver a ser Thelma o Louise para recorrer maravillosos kilómetros junto a ella. Aquí la veis en esta foto a punto de volver a izar las velas de nuestro barco. Gracias también a Alberto, el técnico que tuvimos de apoyo, que nos ayudó tantísimo, incluso a cambiar la rueda que pinchó nuestra furgoneta.